Podenco Ibicenco

La investigación histórica sugiere que provienen del Antiguo Egipto. El arte de este pueblo reproduce características similares al actual podenco en los rasgos del dios Anubis. A esto se suma su gran parecido con la raza Perro del Faraón. Se cree que sus antepasados llegaron a Ibiza hace unos 3.000 años, de la mano de comerciantes fenicios, cartaginenses o romanos. En la isla debieron adaptar sus habilidades a un terreno más montañoso y a un tipo diferente de presa: los conejos y las liebres. Algunos fueron domesticados por los lugareños y otros vivieron en estado semisalvaje durante cientos de años, alimentándose gracias a sus grandes dotes para la caza. En 1956 llegó a Estados Unidos la primera pareja de Ibicencos, comenzando así su cría en aquel continente. La variedad, conocida en Baleares como “Ca Eivissenc”, se estandarizó en los años 80.
El podenco ibicenco o ca eivissenc es un perro tipo lebrel, elegante, de cabeza larga y ahusada, con las orejas triangulares y muy móviles (capaces de canalizar el sonido para ayudarse en la caza) y la cola larga y delgada. Su estructura es apropiada para desarrollar velocidad y trabajo, con unas patas delanteras largas y rectas, muslos fuertes adaptados a los arranques de velocidad, y pies arqueados. Por su pelaje existen tres variedades: liso, duro o largo: el liso debe ser fuerte y brillante; el duro debe ser áspero y bien poblado; y, por último, el largo debe ser más suave y tener como mínimo una longitud de 5 cm, con la cabeza muy poblada. El color debe ser preferentemente blanco y rojo, unicolores blanco o rojo y excepcionalmente leonado. El podenco ibicenco es un perro mediano alto y delgado que pesa entre 20 y 25 kg y tiene una altura a la cruz de 60 a 67 cm en hembras y de 66 a 72 cm en machos.
Es muy independiente, curioso, dinámico y enérgico, capaz de animar a cualquier persona perezosa. Sus instintos cazadores son muy fuertes y se hacen evidentes a temprana edad, pero aun así es un perro que disfruta de una vida hogareña a lado de su familia humana como el que más y por supuesto, haciendo cualquier tipo de actividades al aire libre. La socialización es muy importante en esta raza, ya que los podencos ibicencos tienden a ser desconfiados con los extraños y pendencieros con perros del mismo sexo. Pero bien socializados pueden ser excelentes perros familiares, pero aun así hay que ser cautos si se tienen otras mascotas pequeñas, ya que los fuertes instintos cazadores de estos perros pueden llevarlos a atacar a animales pequeños.
Pese a su aspecto atlético, estos canes no necesitan grandes dosis de ejercicio y pueden adaptarse a vivir en espacios pequeños, incluso en pisos, si salen de paseo a menudo. El ejercicio – igual que con las demás razas- es fundamental para su salud física y mental. 60 minutos diarios de caminatas o de carreras por entornos seguros y cercados, les mantendrán en equilibrio. Por sus instintos de presa, estas salidas deben ser siempre con correa. El cuidado del pelaje depende de la variedad de pelo. Los perros de pelo liso no requieren más que el cepillado ocasional. Para los de pelo duro suele ser suficiente el cepillado semanal, mientras que los de pelo largo necesitarán dos cepillados por semana. Toleran bien los climas cálidos a templados, siempre y cuando tengan un buen refugio. De todos modos, es mejor si viven dentro de la casa y no en una caseta fuera. Debido a su baja cantidad de tejido adiposo no toleran bien el frío.
Los Podencos Ibicencos son sensibles a la distrofia neuroaxonal, una condición neurológica hereditaria que puede causar descoordinación en los movimientos y temblores. No es fatal, pero empeora la calidad de vida del ejemplar. Las afecciones oculares también tienen cierta incidencia en la raza. Las cataratas o la malformación de la retina son algunos padecimientos que se deben tener en cuenta. Otros problemas relacionados con la variedad son la sordera, los ataques de epilepsia y las alergias en la piel o a ciertos alimentos.
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