Leonberger

Su origen es algo incierto. Su nacimiento se sitúa a finales del siglo XVIII, y se cree que era usado tanto como perro protector como animal de compañía. Una de las teorías más aceptadas indica que proviene de la ciudad alemana Leonberg, siendo descendiente directo del dogo del Tíbet y cruzado posteriormente con el San Bernardo y el Terranova. El criador Heinrich Essig fue el artífice de todo esto, su objetivo era obtener un perro de aspecto similar al león, algo que queda patente en la extensa melena de esta raza. El Leonberger acabaría convirtiéndose en un perro de prestigio, siendo la mascota de personalidades de alta sociedad.
Es tranquilo, fiel, dócil y protector con los suyos. Su gran inteligencia facilita su proceso de adiestramiento, pues aprende rápidamente las órdenes básicas. De carácter familiar, es paciente con los niños, aunque desconfiado con los extraños. Raramente presenta problemas de agresividad. Es un experto nadador, en parte gracias a las membranas interdigitales que posee entre los dedos. Esto, unido a su enorme fuerza, hace que muchas veces sea usado como perro socorrista. Además, su fuerte confianza en sí mismo le ayuda a mantener la calma en todas las situaciones, por lo que es perfecto como animal de salvamento.
El leonberger es una de las razas caninas de mayor tamaño llegando a pesar entre 45 y 78 kg con una altura de entre 71 a 80 cm en los machos, variando un poco en las hembras. Musculoso y fuerte, posee una densa capa de pelaje que le protege frente a las bajas temperaturas. Aunque su aspecto sea imponente a primera vista, es un perro tranquilo y pacífico, generalmente sociable y muy inteligente.
Aunque generalmente es tranquilo, necesita hacer ejercicio frecuentemente para mantener su potente musculatura en buen estado. Lo ideal son tres paseos diarios de aproximadamente media hora. Además, su denso y largo pelaje requiere cepillados regulares, especialmente durante la época de muda. Sin olvidar la supervisión diaria de sus oídos, que tienden a padecer infecciones. Por otro lado, necesita una alimentación equilibrada, rica en vitaminas y nutrientes. Debe comer un alimento especial para razas grandes en las dosis adecuadas a su tamaño, pero hay que tener especial cuidado al medirlas, ya que esta raza tiende a sufrir obesidad.
Los perros grandes pueden experimentar hinchazón, donde el estómago se retuerce y el gas queda atrapado dentro. La hinchazón puede ser rápidamente mortal y es importante conocer sus signos, como babeo, inquietud, abdomen agrandado e intentos de vomitar. A su vez, muestran predisposición a displasia de cadera. Dadas sus características físicas, también puede presentar infecciones de oído y cataratas. Asimismo, el leonberger es propenso al hipotiroidismo, aunque esto depende en gran parte de la calidad de vida que se le otorga al perro. También presenta un mayor riesgo que otras razas a sufrir atrofia progresiva de la retina, entropión y cataratas.
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