Leishmaniosis

Es una enfermedad causada por un parásito llamado Leishmania el cual se transmite por medio de la picadura de un mosquito del género Phlebotomus. La leishmaniosis en perros puede ser muy grave y hasta mortal si no se detecta y trata a tiempo. Es una enfermedad incurable y crónica y el perro no la transmite a los humanos ni a otros animales. La leishmaniosis es una enfermedad endémica y estacional así que dependiendo de la zona climática y geográfica donde se encuentre el perro, habrá más o menos probabilidad de que la contraiga. Por tal motivo decimos que la posibilidad de contagio aumentará si el perro habita a la intemperie, en una zona húmeda y en épocas calurosas.
Esta enfermedad puede ser un martirio para el perro que la padezca y su dueño, ya requiere un tratamiento paliativo (tratar los síntomas) y no curativo debido a que una vez que se contrae se deben hacer controles constantes para prevenir posibles rebrotes después de recibir el tratamiento, o sea que se debe controlar de por vida los síntomas. La leishmaniosis no tiene cura y aunque la trates no quiere decir que el perro no tenga recaídas así que el tratamiento se debe continuar durante toda la vida del animal y lamentablemente es muy costoso.
Existen dos tipos de leishmaniosis en perros, la «visceral» y la «cutánea», lo que significa que la enfermedad puede afectar a diferentes partes del cuerpo. A continuación, presentamos los signos clínicos más frecuentes en perros con leishmaniosis cutánea:
En el caso de la leishmaniosis visceral, la cual afecta a los órganos internos, incluidos el hígado, los riñones y la médula ósea, presenta:
La leishmaniosis es una enfermedad compleja, dado que el período de incubación en el organismo del perro puede ser de meses o incluso años, sin que se dé ningún síntoma. Por otro lado, algunos perros resisten mejor que otros a la enfermedad y no hay ninguna fórmula que permita predecir cómo reaccionará un animal concreto frente a la infección.
La variabilidad de la sintomatología y de las respuestas inmunes de los perros complica el diagnóstico de la leishmaniosis.
Por ello, muchas veces es necesario efectuar varias pruebas:
Aunque el tratamiento es costoso y no protege al perro de posibles recaídas,
sí aumenta la probabilidad de que el perro sobreviva disminuyendo los síntomas notablemente, algunos viven muchos años y gozan de una buena calidad de vida. Las secuelas que sufre el perro después de la enfermedad dependen del estado en que hayan sido afectados sus órganos así que si el diagnóstico tarda en realizarse y no se aplica pronto el tratamiento necesario, puede resultar mortal sobre todo en casos de leishmaniosis visceral.
Esta enfermedad
se puede prevenir con una vacuna,
la cual se puede aplicar a los cachorros sanos a partir de los seis meses de edad. Esta vacuna desarrolla inmunidad celular, enseñando al sistema inmune a defenderse correctamente del parásito o sea que las células destruyen la enfermedad, así que la vacuna protegerá a nuestro perro cuando sea picado por un mosquito infectado. Se necesitan tres dosis el primer año de vacunación y se debe revacunar anualmente.
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