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Komondor

El Komondor es un perro de origen húngaro. De hecho, también se le conoce con el nombre de Pastor húngaro. Su aparición se remonta a épocas remotas y su trabajo era la vigilancia de los rebaños de ovejas. En la actualidad se sigue dedicando a la vigilancia del ganado, pero también ha encontrado su lugar como perro de compañía. Se cree que el Komondor acompañaba a una tribu nómada, la magiar, cuando se establecieron en Hungría hace más de 1000 años. El Komondor era el encargado de proteger sus rebaños. Su nombre se registra por primera vez en 1544, pero no es hasta 1910 que se establece como raza. Se criaban desde cachorros junto a las ovejas, de hecho se asemejan en su aspecto externo, y se esquilaban al mismo tiempo que ellas. Así pasaban desapercibidos, al estar camuflados en el rebaño. Están poco extendidos fuera de su país de origen.

Es una raza de perro grande. Se caracteriza por ser robusto y musculoso. Entra dentro de la tipología de perro moloso. Alcanzan una estatura aproximada de 70 cm para los machos y 65 cm para las hembras. Pueden pesar entre 35 y 60 kg. Esta raza de perro cuenta con el pelaje más pesado del mundo, al punto que si se lo cortan puede llegar a pesar hasta 7 kg. Es reconocido por su hermoso pelaje blanco, largo y abundante. Su apariencia es bastante curiosa, pues al crecer su pelaje forma rulos, los cuales guardan parecido con una mopa o fregona. Muchos los comparan con los dreadlocks o rastas que utilizan los rastafaris. Es un pelaje verdaderamente maravilloso, considerablemente lanudo, cubre su rostro actuando como protección ante variaciones climáticas. Puede llegar a medir hasta 27 cm de largo, mientras que el pelaje más corto, el que se encuentra debajo de sus extremidades, puede llegar a medir 11 cm. Su cabeza es grande, proporcionada con respecto al cuerpo, su hocico es también muy grande. Tiene ojos ovalados de color pardo. Generalmente cuentan con una trufa negra. Orejas largas colgantes, antepecho largo, cuello sin papada, cola colgante en reposo.

Es un típico perro de trabajo pastor, boyero y guardián aunque hoy por hoy es también apreciado como gigantesca mascota. Por sus características requiere actividad intensa y necesita bastante ejercicio, paseos, actividad, ocupación, correr y jugar. Es un perro rústico, apto para estar al aire libre y en entornos rurales, aunque pueden llegar a adaptarse a la vida urbana aunque con dificultades. Como perro de trabajo suele estar siempre alerta, es eficaz, protector, testarudo, infatigable, valiente, demostrando su bravura frente a cualquier depredador y resistente a las inclemencias del tiempo. Además, es relativamente fácil de adiestrar pero debe hacerse un entrenamiento específico. En familia son compañeros afables, afectuosos, activos, alegres, fieles y protectores con los niños aunque muy cautelosos con los extraños a los que no dejará acercarse. Por sus características pueden ser problemáticos con otros perros y debe atenderse a su correcta socialización. Por último, si se aburren o permanecen tiempo inactivos o solos pueden llegar a volverse muy destructivos, compulsivos, nerviosos y ladradores.

El Komondor no se recomienda para la vida en un apartamento. Tampoco soporta bien el calor, por lo que es más adecuado para climas fríos. Necesita ejercitarse alrededor de una hora al día, entre paseos y juegos o actividades al aire libre. Puede vivir en el exterior. En caso de disponer de un terreno, el perímetro debe estar perfectamente cerrado. Los perros de razas grandes, además de tener un gran apetito, requieren un equilibrio de nutrientes diferente, incluyendo los minerales y las vitaminas, al de los perros de menor tamaño. El komondo es propenso a los problemas de hinchazón y estomacales, cuyo riesgo se reducirá con comidas más pequeñas y frecuentes. El manto superior es áspero y el inferior, suave. Ambos mantos se combinan formando rastas, que pueden llegar hasta el suelo si no se cortan. Hay que revisar siempre el pelaje del perro después del paseo, ya que tiende a acumular todas las hojas y ramas que encuentre a su paso. No hay que cepillar nunca el pelaje; en lugar de eso, se efectúa un mantenimiento de las rastas dividiendo manualmente el crecimiento del pelo desde la raíz (cada dos meses). Los dueños novatos tendrán que pedir al criador o a un experto en la raza que les enseñe cómo hacerlo. El mantenimiento de las rastas lleva bastante tiempo, pero hay que hacerlo bien o las rastas formarán enormes marañas.

En general, estos perros cuentan con una buena salud. El centro de sus atenciones continúa siendo su pelaje, pues de no cuidarse adecuadamente el perro puede padecer de irritaciones cutáneas frecuentes, como es el caso la dermatitis. Para el secado del pelo requiere de un buen secador eléctrico, a temperatura poco elevada para no llegar a rizarlo, ya que secarse a temperatura ambiente tardara más de 24 horas, y esta humedad es un factor de riesgo para la salud de su pelaje. El komondor no suele presentar enfermedades hereditarias, pero por ser un perro grande pueden presentar displasia de cadera. De igual forma puede sufrir otitis y ectropión, una enfermedad ocular que consiste en el despliegue del párpado.

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