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Filariosis Canina

La filariosis es una enfermedad parasitaria causada por un gusano, la filaria, que se transmite al perro mediante la picadura de un mosquito. Se la conoce también con el nombre de enfermedad del gusano del corazón. Esta enfermedad parasitaria se caracteriza por la presencia de gusanos adultos de filaria en el corazón, en concreto en el lado derecho. Se transmite por mosquitos y se encuentra distribuida por todo el mundo. Es más frecuente en climas cálidos, ya que, para propagarse, depende de los hábitos de vida del mosquito. En la actualidad parece que está incrementándose su incidencia, lo que ha puesto el foco en la necesidad de prevenir. Esto es especialmente importante en las zonas donde abunda el mosquito.

Todo comienza cuando un mosquito traslada en su aparato bucal larvas infestivas de filaria. Cuando pica al perro, estas larvas se introducen bajo la piel excavando. En el cuerpo del perro sufren una primera transformación entre 1 y 12 días después. En esta fase se mantienen unos dos meses, momento en el que mudan a la fase de lombrices inmaduras. Ellas son las que se desplazan hasta el corazón. Si hay machos y hembras van a reproducirse, lo que da lugar a microfilarias unos meses después. Estas son capaces de vivir durante años en la sangre del perro. De ahí las contraen los mosquitos cuando van a alimentarse y en ellos mudan a larvas infestivas, reiniciando así el ciclo. Cada etapa de la filaria puede ser susceptible a distintos fármacos.

Así, las lombrices inmaduras van a ubicarse en el ventrículo derecho del corazón y en las arterias pulmonares. Cuando el número de filarias es elevado, estas pasan a ocupar también la aurícula derecha. Y en infestaciones muy intensas se van a encontrar filarias en las venas cavas y en las venas hepáticas. Con lombrices en las arterias pulmonares puede producirse lo que se denomina trombo embolismo pulmonar por obstrucción del flujo sanguíneo y formación de coágulos. Es causa, también, de insuficiencia cardíaca. Las lombrices en las venas cavas o hepáticas provocan el llamado síndrome de la vena cava, responsable de insuficiencia hepática. Las filarias adultas pueden alcanzar hasta los 30 cm de longitud y vivir unos 5 años. En perros con infestaciones intensas pueden encontrarse unos 250 ejemplares. Si se reproducen, cada lombriz consigue generar al día unas 5000 microfilarias, que habitan en el sistema circulatorio hasta 3 años. Cuando un mosquito las ingiere mudan en él en menos de 10 días en los climas que les resultan más propicios.

Las manifestaciones clínicas de la filaria en perros van a depender del número de lombrices que estén produciendo la infestación, así como del tamaño del perro. Se necesita un número mínimo de filarias para que sea visible la sintomatología. Con pocos ejemplares, el perro permanecerá sin síntomas. Los síntomas de la filaria en perros son:

  • Cansancio.
  • Falta de predisposición a la hora de realizar actividad física.
  • Adelgazamiento.
  • Tos.
  • Respiración acelerada.
  • Desmayos, especialmente ante el ejercicio
  • Los perros con afectación hepática o pulmonar pueden sufrir un colapso y la muerte.
  • Si un perro presenta alguno de estos síntomas y se encuentra en una zona donde la filariasis es común, esta debe entrar en el diagnóstico diferencial. Es imprescindible acudir al veterinario, quien podrá detectar la presencia de filarias en la sangre utilizando varios métodos. En ocasiones hay dificultades para confirmar el diagnóstico por la cantidad de parásitos, la fase de ciclo vital en la que se encuentren, etc. Además, puede recurrirse a la radiografía, que mostrará los daños que los parásitos han causado en corazón y pulmones, lo que permite conocer la gravedad del estado del perro. El electrocardiograma también puede aportar valiosa información, lo mismo que las analíticas de sangre, que detectan anemia, así como posibles alteraciones hepáticas o renales.

    El tratamiento de la filaria en perros va a depender del estado del animal y del grado de infestación, de ahí la importancia de realizar las pruebas necesarias para tener el mayor conocimiento posible de la situación clínica del perro. En función de todo ello se hace una distinción entre perros para los que se prevé elevado riesgo de trombo embolismo durante el tratamiento, y otros con bajo riesgo de que esta complicación se produzca. Cada uno de estos grupos presenta las siguientes características:

  • Bajo riesgo: correspondería a los perros con baja carga parasitaria y sin más lesiones. Normalmente no presenta sintomatología y no tienen otras enfermedades. La radiografía es normal y no se observan las filarias en el examen. Además, puede mantenerse en reposo durante el tratamiento, ya que este conlleva riesgos.
  • Elevado riesgo: son los perros que presentan síntomas y alteraciones en su examen radiográfico. Llegan a observarse parásitos y existen enfermedades concomitantes. No se puede limitar la actividad del perro durante el tratamiento.
  • En cualquier caso, el tratamiento debe administrarse bajo estricto control veterinario y tener en cuenta el momento de ciclo vital de la filaria, ya que se encontraran individuos más o menos adultos en el mismo perro. Las filarias adultas suelen eliminarse de manera escalonada para intentar evitar el riesgo de trombo embolismo. Por el mismo motivo se restringe la actividad física. Existe también la posibilidad de extraer las lombrices mediante cirugía, en algunos casos. Meses después de finalizado el tratamiento conviene volver a testar al perro para comprobar que la curación haya sido completa.

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