Cairn Terrier

Estos canes son típicos de las islas occidentales del norte de Escocia y toman su nombre de la palabra gaélica “Cairn”, que se refiere a unos montículos de piedras utilizados para marcar los límites de las propiedades y también de las tumbas. En la antigua Gran Bretaña estos perros eran especialistas en detectar (a veces incluso en atrapar) zorros y tejones escondidos dentro de dichas pilas rocosas. El Cairn, originalmente conocido como “Terrier de Pelo Corto de las Islas de Skye”, es una de las cuatro variedades que tiene el Terrier escocés. Las diferentes vertientes se criaron juntas durante mucho tiempo, hasta que a principios del siglo XX comenzaron a separarse. Hoy en día se dividen en el Escocés, el Blanco de las Tierras Altas, el de Skye y el Cairn, que adoptó este nombre para diferenciarse de la variante anterior. La raza fue reconocida oficialmente en 1913.
El Cairn Terrier, es un perro pequeño, ágil, de actitud alerta y pecho profundo. Sus extremidades son fuertes, con buen aplomo en las patas delanteras que son más largas que las traseras, y pies delanteros igualmente mayores que los traseros. La cabeza es moderada, con la mandíbula fuerte y nivelada y las orejas pequeñas, erguidas y puntiagudas. Su cola es corta y de implantación alta. Su pelaje es resistente, de longitud media y muy apropiado a las inclemencias del tiempo gracias a su doble capa, siendo la superior espesa y la inferior muy tupida. El color del manto puede ser crema, gris, rojo, casi negro o mosqueado (de manchas negras o rojas muy pequeñas). La altura a la cruz va desde 28 hasta 31 cm, tanto para machos como para hembras. El peso ideal va de 6 a 7,5 kg.
La mayoría de los Cairn Terriers se acercan a la vida con un entusiasmo desenfrenado; son perros activos y enérgicos. Son verdaderos terriers, en el sentido de que no tienen miedo, y no pensarán nada en enfrentarse a los perros más grandes, o incluso a los humanos, que los amenazan. Aunque son perros de voluntad fuerte y asertivos, su naturaleza es tal que la agresión a los humanos rara vez es un problema. Sin embargo, el entrenamiento y la socialización son muy importantes para que los cachorros eviten cualquier problema en el futuro. Si se le da la oportunidad, se convertirá en un «perro guardián» dentro de la familia, una posición que debería reservarse para un humano.
Viven para la compañía humana, y aunque son increíblemente resistentes y pueden pasar gran parte de sus vidas al aire libre, realmente lo hacen mejor cuando están en contacto constante o casi constante con sus dueños. Como se despojan muy poco en la mayoría de las épocas del año, son ideales para un estilo de vida en gran parte interior, en el que pueden vigilar de cerca todo lo que ocurre en el hogar. Si se dejan desatendidos durante largos períodos de tiempo, es probable que sus instintos de caza se apoderen de ellos, y el rascado, la excavación y la masticación mal dirigidos pueden resultar en la destrucción de muebles u otros bienes. Pueden no ser confiables con gatos o mascotas pequeñas, y no deben ser dejados sin supervisión con estos otros animales a menos que se hayan familiarizado bien.
La raza es muy saludable y no se ve especialmente afectada por enfermedades hereditarias. Sin embargo, presenta cierta tendencia a la obesidad y a la alergia a las pulgas. Además, se han visto ocasionalmente algunas enfermedades importantes como cataratas, enfermedad de von Willebrand, enfermedad de Legg-Calve-Perthes y luxación patelar. Necesitan practicar ejercicio a diario, si bien solo de manera moderada. Uno o dos paseos por día o una sesión de juegos poco intensa serán suficientes para quitarles las ganas de ladrar o de cavar en casa. Se desenvuelven perfectamente en deportes como la obediencia, el pastoreo, el agility o las pruebas con obstáculos. Durante los paseos, llévale siempre con correa pues adora perseguir todo lo que se mueve. Por otro lado, el cepillado es necesario una o dos veces a la semana por higiene, pero también para evitar los nudos. Ocasionalmente se debe desenredar su pelaje a mano. Los baños no deben ser muy frecuentes, pues ello debilita la grasa propia de su capa interna. Se debe cortar sus uñas a menudo, pues si las tienen muy crecidas caminarán incómodos.
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