Galgo Español

El galgo español es un perro histórico presente en la Península Ibérica desde antes de la llegada de los romanos, seguramente importado por los fenicios, procedente de Asia Central o de Egipto por lo que descendería de los antiguos perros faraónicos, o quizá traído por los celtas en un momento incluso anterior. Su función ha sido la de sabueso visual y cazador especializado en el lobo, zorro o liebre. En la Edad Moderna fue exportado a las Islas Británicas conformando la base del Greyhound que a su vez fue utilizado a principios del Siglo XX para dotar a los perros de más velocidad y así poder competir en los canódromos. En la actualidad es usado además de como perro de caza y de carreras, como animal de compañía, protagonista de concursos e incluso de otras actividades.
Es un tipo de perro o raza de aspecto esbelto y muy ágil, es considerado el segundo animal más rápido del mundo, llegando a alcanzar una velocidad de 70 Km/h, siendo el Guepardo el único en superarlo adquiriendo la primera posición. Dicha cualidad lo ha hecho merecedor de medallas en multitud de carreras de perros. Además de ser el mejor corredor en el mundo canino, es también una excelente mascota, por sus grandes dosis de afecto y su ternura.
El galgo español es un lebrel de gran tamaño, de esqueleto compacto, tórax de amplia capacidad y vientre muy retraído. Es dolicocéfalo, con la cabeza larga, estrecha y enjuta, hocico largo y orejas de implantación alta, anchas, triangulares y con la punta redondeada. Su cola es muy larga. Por su pelaje existen dos variedades: la de pelo fino, tupido, corto y liso; y la de pelo semi-largo, más duro y áspero que llega a formar barba y bigotes en la cara, sobrecejas y tupé en la cabeza. El color del manto es variable o indeterminado aunque se consideran colores típicos los atigrados, negros, beige, tostados, blancos, canelas, rojos, arena y píos. Los machos alcanzan una altura a la cruz de 62 a 70 cm, mientras que las hembras alcanzan una altura a la cruz de 60 a 68 cm. El estándar de la raza no indica un rango de peso para estos perros, pero son perros ligeros y ágiles.
Suele tener un carácter algo tímido y reservado, especialmente con extraños. Por esa razón se recomienda socializarlos en su etapa de cachorro y seguir haciéndolo en su etapa adulta. Son perros gentiles, amables y afectuosos, muy tiernos con quienes tienen confianza y es que el galgo español es un perro sensible y muy dulce. A pesar de tener un fuerte impulso de presa desarrollado durante generaciones, suelen ser amigables con animales pequeños como gatos y perros de razas pequeñas. Por eso son una buena opción para quienes quieren disfrutar de perros galgos pero además tengan otras mascotas. Esto también debe trabajarse en su educación. Por otro lado, tienen un comportamiento excelente con niños, adultos y todo tipo de personas. Disfrutan de un ambiente relajado dentro de casa pero fuera se vuelven animales veloces y activos que disfrutarán muchísimo al realizar excursiones, paseos largos y visitas a la playa. Es importante que el galgo español sea adoptado por una familia proactiva y cariñosa, que tenga en cuenta el carácter tan sumiso y noble de esta raza. El ejercicio, los paseos diarios y el afecto nunca deben faltar en su día a día.
El galgo español es una raza que no suele presentar problemas de salud, ni tampoco se le conocen enfermedades congénitas características de la raza. Dadas sus características son propensos en algunos casos a enfermedades óseas metabólicas, displasia de cadera y torsión de estómago. Asimismo conviene revisarle su pelaje y ojos para prevenir infecciones y sus orejas para que no se le acumulen bacterias y hongos debido a la humedad que allí se deposita. Respecto a su cuidado es un perro fuerte y saludable que no precisa de un gran mantenimiento además de las atenciones veterinarias comunes a todos los perros. Para su equilibrio físico y emocional es necesario que pueda ejercitarse y jugar a diario, entre 2 y 3 paseos diarios, y es preferible que tenga espacio donde moverse. Es necesario además que se le proporcione un lugar acolchado para dormir para evitar que le salgan callos y yagas, algo a lo que es propenso. Por otro lado, tras una salida al campo es conveniente que se le realice una inspección a fin de descubrir eventuales espigas clavadas o parásitos (por ejemplo, garrapatas) en la piel o pelos. Especialmente deben revisarse con esmero las patas y orejas. Por último, el mantenimiento de su pelaje corto es sencillo y basta con un cepillado semanal para retirar los pelos muertos.
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